domingo, 11 de octubre de 2009

Entrevista a Mons. Fellay

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 fellay

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Presentamos la traducción al español de una entrevista a Mons. Bernard Fellay publicada en Revue Tradition, boletín del distrito africano de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Nótese el contraste entre la actitud y la posición del entrevistador y el tono de las respuestas del entrevistado.

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Con el levantamiento del decreto de excomunión, se llevarán a cabo las discusiones doctrinales entre Roma y la Fraternidad de San Pío X. ¿Cuál es el objetivo de estas discusiones?


El objetivo que deseamos alcanzar con estas discusiones doctrinales es una importante clarificación en la enseñanza de la Iglesia de los últimos años. De hecho, la Fraternidad de San Pío X, en unión con su fundador, el Arzobispo Lefebvre, tiene serias objeciones al Concilio Vaticano II y esperamos que las discusiones ayuden a disipar los errores o las severas ambigüedades que han sido difundidas desde entonces por un grupo de personas en la Iglesia Católica, como el mismo Juan Pablo II reconocía.

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¿Cuánto tiempo durarán estas discusiones? ¿Cuáles son los puntos principales que serán tratados, y en qué forma?


No tengo idea de cuánto durarán las discusiones. Dependerá, ciertamente, de las expectativas de Roma. Pueden durar un tiempo largo. Esto debido a que los temas son muy amplios. Nuestras principales objeciones al Concilio, en temas tales como la libertad religiosa, el ecumenismo y la colegialidad, son bien conocidas. Sin embargo, podrían plantearse otras objeciones, tales como la influencia de la filosofía moderna, las novedades litúrgicas, el espíritu mundano y su influencia en el pensamiento moderno que ha plagado la Iglesia.

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Ambas cruzadas de rosarios han dado fruto. Con respecto al Motu Proprio de julio de 2007, ¿cuál debe ser nuestra actitud hacia los sacerdotes que celebran ahora la Misa tradicional, incluso si no lo hacen exclusivamente, dado que dicen regularmente la nueva Misa?


Básicamente, donde sea que un sacerdote quiera regresar a la Misa tradicional, es nuestro deber acercarnos con una actitud positiva; debemos regocijarnos en esto, y esperar que la Misa produzca su fruto. Hoy ya vemos que esto es lo que sucede la mayoría de las veces. Hay también, por supuesto, sacerdotes que siguen indiferentes al antiguo rito. El tiempo mostrará quién es serio al respecto y quién no.

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¿Qué consejo puede dar a los fieles respecto a estos sacerdotes? ¿Cuál debería ser la aproximación del laicado hacia ellos?


Los fieles deben ser muy cuidadosos, y no ponerse a sí mismos en situaciones embarazosas. Antes de acercarse a estos sacerdotes, deberían consultar con nuestros sacerdotes. Las circunstancias son muy variadas: cada sacerdote es diferente, y hasta que no sea claro que la actitud del sacerdote hacia la Misa es auténtica, los fieles deben ser gentiles, pero manteniendo una posición cuidadosa.

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Por lo que conoce, ¿existe ahora un número mayor de sacerdotes que celebran exclusivamente la Misa de siempre?


Es difícil dar una respuesta exacta porque no hay un registro oficial, y porque muchos de aquellos que les gustaría celebrar la antigua Misa no se atreven. En muchos países hay una fuerte presión de la jerarquía para impedir su regreso. Muchos sacerdotes tienen que decirla en secreto por miedo. Sin embargo, creo que el número está creciendo modestamente.

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La crisis de la Iglesia es una crisis de fe. Llevará algún tiempo hasta que todos los sacerdotes digan solamente la “antigua” Misa. ¿Es correcto decir que, incluso si por medio de las discusiones doctrinales Roma retornara a la plenitud de la fe, habría siempre mucha oposición con respecto a la Misa y el Vaticano II?


Debemos ser realistas. El retorno, la restauración de la Iglesia, tomará tiempo. La crisis en la Iglesia ha afectado a todos los aspectos de la vida cristiana. Salir de esta situación tomará más que una generación de esfuerzo constante en la dirección correcta, quizá un siglo. Esto significa que debemos esperar resistencia. Pero esperemos que lo peor haya pasado, y que los signos de recuperación que hoy vemos sean semillas de realidad, y no sólo un sueño...

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La colegialidad ha sido un desastre para la Iglesia. ¿Podemos, no obstante y a pesar de todo, ver un ligero golpe “a la pared de la colegialidad” en el Motu Proprio de Benedicto XVI y más recientemente en el levantamiento del decreto de excomunión?


De hecho, las decisiones son realmente del Papa. Existe una forma de entender correctamente la verdadera colegialidad. Pablo VI añadió una “nota preliminar” al documento sobre la Iglesia, Lumen Gentium, que la colegialidad debe ser comprendida adecuadamente. El problema es que esta nota parece haber sido olvidada. La idea general que se ha propagado y que falsamente reduce significativamente los poderes del soberano pontífice es un peligro real para la Iglesia, y hace que gobernarla sea imposible. Así, los distintos actos del Papa dados “motu proprio” son buenos signos de una voluntad de gobernar la Iglesia personalmente y no corporativamente.

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Se sucedieron tantos comentarios, tanto a favor como en contra de las decisiones del Papa, que se vio obligado a escribir una carta de explicación a los obispos. ¿Es bueno que el Papa se encuentre a sí mismo “luchando contra la pared”, por decirlo así?


En realidad, depende del punto de vista. La autoridad del Papa fue verdaderamente sacudida por el tumulto de principios de este año. Sólo puede ser considerado como algo bueno por el efecto opuesto que traería en Roma, que nos permitirá comprender quién ama a la Iglesia y trabaja para edificarla y quién no.

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Por primera vez en 40 años vemos que la autoridad suprema de la Iglesia reconoce que existen problemas tanto teológicos como doctrinales. ¿No se da cuenta el Papa que la “iglesia conciliar” (para usar las palabras del Cardenal Benelli) y sus reformas están condenadas, y que es necesario un retorno a la tradición?


No estoy seguro de que todos vean en esta forma las discusiones doctrinales. Diría que para la mayoría de la jerarquía, estas discusiones son necesarias, no para la Iglesia, sino para nosotros y nuestro “retorno a la comunión plena” para que adoptemos las nuevas formas. De hecho, siento que estamos enfrentando una situación muy delicada. Se reconoce la realidad de la crisis, pero no los remedios. Decimos, y los hechos lo prueban, que la solución a la crisis es un retorno al pasado. Benedicto XVI dijo lo mismo. Él enfatiza la importancia de no romper con el pasado (hermenéutica de la continuidad), pero mantiene las novedades del concilio, considerando que no son un quiebre con este pasado. Según él, los únicos que están equivocados y rompen con el pasado son aquellos que van más allá del Concilio. Es una cuestión muy delicada.

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La posición del Papa sobre el ecumenismo no parece ser tan entusiasta como la de su predecesor. ¿Es porque ve el ecumenismo como algo más teológico, en oposición a “ut unum sint” con sus nefastas consecuencias para la Iglesia?


No creo que el Papa vea al ecumenismo como algo malo. Él aprecia el hecho que la Iglesia continúe en esta dirección, e incluso dijo que era irreversible... pero parece querer diferenciar entre los distintos credos, y favorecer aquellos que son más cercanos, como los ortodoxos, en lugar de los protestantes.

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Este año celebramos 25 años de la presencia de la Sociedad en África, específicamente el Priorato de Nuestra Señora de los Dolores en Johannesburgo. ¿Qué consejo o exhortación puede dar a nuestros parroquianos y a todos los fieles del distrito de África?


Gracias a Dios por este maravilloso aniversario. Dada la extensión de la crisis, 25 años es un gran logro que debemos agradecer. También demuestra gran fidelidad de los fieles. La fidelidad es una verdadera gloria. Implica la preservación de la fe, la resolución y la perseverancia en la batalla. Por eso, el mejor deseo que puedo ofrecerles – y a todos nosotros – es que sean más fieles que nunca.


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Fuente: Rorate Caeli

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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2 Comentarios:

rojobilbao ha dicho

Al entrevistador se le ve con ganas de volver a la Iglesia, esperanzado con el futuro diálogo. ¡Menudo sujeto!

Maricruz ha dicho

(rojobilbao me ha hecho reír)
Claro que volverá a la Iglesia, no más para devolverse :)

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Qué extraño esto de que algunos de los lefevristas crean que la única Iglesia católica es la que ellos defienden. Siguen sin escuchar al Papa, como les pasa a muchos católicos.

Ojalá que, unos y otros, se ubiquen alguna vez, por el bien de todos.

A Monseñor Fellay le agradezco su apertura, prudencia y discreción, es -ciertamente- de agradecer y admirar.